Producción: Natali Risso

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Estrategia Soberana o Zona de Sacrificio

Por Agustín Sigal

La Ley de Hidrógeno Bajo en Carbono y Otros Gases de Efecto Invernadero ingresó a la Cámara de Diputados el 29 de mayo. Es un esquema para apoyar la producción y desarrollo de cadenas de valor de tres tipos de hidrógeno: producido por electrólisis de agua con fuentes de energía renovable (verde), energía nuclear (rosa) y producido a partir de gas natural con captura de emisiones (azul).

El avispero se estremeció hace más de dos años con el anuncio del gobierno de una mega inversión de la empresa australiana Fortescue Future Industries para producir hidrógeno verde en Río Negro y exportarlo a Europa, especialmente a Alemania. Una palabra es un acto de habla, las cosas se hacen con palabras. Y con el poder financiero y tecnológico detrás, no es una historia. Un tuit de Elon Musk es suficiente para generar una corrida de divisas.

Por la maravilla de lo desconocido (¿qué es el hidrógeno verde?), por el tamaño de las inversiones anunciadas ($8.400 millones); Dado el contexto del anuncio que hizo el Presidente en la COP26 de Glasgow, y porque despertó tanta expectación como cuestionamientos sobre el proceso de producción en sí, el tema entró en la agenda pública por la ventana. El sector de las energías renovables y la sociedad en su conjunto repitieron este evento, luego hubo un efecto dominó con proyectos de hidrógeno verde en otros parques eólicos, se creó una especie de contrato social para dar continuidad a las cosas.

Pero después del boom con la fanfarria, la espuma se calmó y crecieron las sospechas de engaño. Las comunidades se movilizaron, la licencia social inquietó a la sociedad, se hizo urgente la necesidad de una evaluación ambiental estratégica del estado. Una de las controversias gira en torno al riesgo de perder la soberanía de 625.000 hectáreas de la Patagonia, incluyendo en esta colosal extensión del país (más grande que la península de Valdés) la Meseta de Somuncurá, un área natural protegida. El gobierno de Río Negro ha continuado activo en los esfuerzos para facilitar la inversión extranjera.

La buena noticia es que el proyecto de ley a 30 años desafía la premisa de fomentar la inversión privada a toda costa. Además de considerar incentivos y estabilidad jurídica, tributaria y fiscal para los particulares, es una herramienta diseñada desde y para las políticas públicas con control estatal sobre la actividad. Y se elaboró ​​en paralelo a la Estrategia Nacional del Hidrógeno, una hoja de ruta desarrollada por la Secretaría de Asuntos Estratégicos y aprobada en una mesa intersectorial entre siete ministerios, las provincias patagónicas y Buenos Aires, Y-TEC, INTI, CNEA, ENARGAS, IFC, Consorcio H2Ar, la Cámara Italiana y la Cámara Alemana.

Además de la inclusión de control de emisiones y certificaciones de calidad, seguridad y origen, el proyecto, entre otras cosas, establece requisitos para la integración de contenido nacional para acceder a beneficios fiscales, exige y prioriza cadenas de valor con bienes y servicios locales en forma creciente. porcentaje de integración. medida que avanza la industria. Por ejemplo, para el hidrógeno verde, se requiere el 35 por ciento del contenido nacional en los primeros cinco años, el 45 por ciento en los próximos cinco y el 50 por ciento en las últimas dos décadas. Este punto puede dividir las aguas, lo que en este caso vale el juego de palabras.

Por otro lado, el régimen no solo regula el hidrógeno verde, sino también el azul y el rosa. Un factor decisivo en nuestro país, cuya matriz energética está fuertemente basada en el gas natural, con recursos estratégicos como Vaca Muerta; y con una excelente trayectoria nuclear en el mundo, como una de las pocas con desarrollo de centrales nucleares. El gas natural y la energía nuclear son estratégicos para la Argentina y una transición energética justa, soberana y sustentable. Con agendas y condiciones marcadas desde afuera, en una actividad de alta tecnología sin mercado estable, sin precios de referencia, con desafíos tecnológicos sin resolver, cuellos de botella como el suministro de electrolizadores e infraestructura, se debe crear la necesaria alianza público-privada dentro de un marco integral y política energética regional integrada, que nos permita mejorar nuestra posición en la mesa de negociación. De lo contrario, seremos tierra arrasada, otra zona víctima de la transición injusta e insostenible del Norte Global.

Dr. en física. Profesor de la UNC, investigador del Conicet.

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La regulación es clave

Autor: Sebastián Delgui (**)

El mundo avanza en la transición hacia la energía verde. En este camino, las energías renovables y el hidrógeno verde se construyen día a día como una alternativa real para alimentar el planeta sin generar emisiones de carbono.

Argentina tiene una oportunidad. Con su potencial de energía renovable, es una de las regiones mejor posicionadas para liderar la transición global hacia la energía verde y aprovechar esta oportunidad para producir hidrógeno verde: el combustible del futuro.

Pero el potencial del recurso también requiere que Argentina defina qué lugar quiere ocupar. El país tiene la oportunidad de liderar este nuevo mercado y el potencial para desarrollar proyectos de gran envergadura en el país.

Para ello, es clave contar con un marco regulatorio adecuado que resulte de la adopción de una ley ampliamente discutida, expertamente debatida y consensuada.

El mundo está trabajando para apoyar el desarrollo de los primeros grandes proyectos a través de esquemas de promoción que nos permitan superar las diferencias tecnológicas y de costos que hacen que la fase inicial de esta naciente industria sea un desafío.

Hydrogen Headstart se creó recientemente en Australia para brindar apoyo a los proyectos en etapa inicial en el país y fomentar las aplicaciones locales y las exportaciones. La Unión Europea ha tomado medidas similares al crear el Banco Europeo de Hidrógeno. Estados Unidos ha destinado $369.000 millones para abordar la seguridad energética y el cambio climático durante los próximos 10 años como parte de un plan para reducir la inflación y crear empleos, industria y apoyar el consumo local. Los incentivos a la producción incluyen un subsidio de hasta tres dólares por kilogramo de hidrógeno.

En esta región, Brasil, aprovechando el éxito de su matriz de energía renovable de casi 40 GW de energía solar y eólica, busca fortalecer el mercado de hidrógeno verde mediante el desarrollo de regulaciones para garantizar la seguridad jurídica y fomentar su producción.

En este contexto, el primer paso es enviar el proyecto de ley al Congreso Nacional para su consideración en Argentina. El debate parlamentario será un espacio donde se pueda mejorar la iniciativa y se pueda trabajar para reflexionar sobre todos los aspectos esenciales que requiere la industria para su viabilidad y crecimiento.

Como se destacó en el Foro Global Hidrógeno Verde 2023 realizado en San Carlos de Bariloche, es fundamental abordar en la etapa de debate parlamentario el desarrollo de normativas que apoyen proyectos de gran envergadura a costos competitivos y garanticen condiciones adecuadas para apoyar la inversión.

Es vital considerar los siguientes aspectos que hacen viables los proyectos en Argentina:

• Acceso a financiamiento a costos competitivos internacionalmente.

• Régimen fiscal adaptado a las necesidades.

• Obras de infraestructura y ampliación del sistema eléctrico nacional.

También es fundamental la libre disponibilidad de divisas, así como la estabilidad financiera y fiscal para garantizar el funcionamiento y la cadena de pagos. Otro punto a tener en cuenta es la convivencia entre la ley de promoción del hidrógeno y la zona franca para fortalecer las condiciones de competitividad comercial.

Desde Fortescue esperamos que el texto final de esta ley nos permita apoyar e incentivar la inversión en grandes proyectos en Argentina.