El gobierno renovó el incentivo a la importación de diesel que introdujo en junio del año pasado para contrarrestar su escasez en el mercado local. Lo nuevo es que esta vez también incluía gasolina. El objetivo oficial es evitar que se vuelvan a registrar deficiencias, especialmente cuando comienza la gran cosecha.
Las importaciones de combustible libres de impuestos son una opción que el Estado suele utilizar cuando la brecha entre el precio interno del petróleo (y, por lo tanto, los derivados en el surtidor) y el precio del petróleo hace que las importaciones de combustible no sean rentables. mercado minorista nacional. En realidad, fue una medida que comenzó a utilizarse durante el gobierno de Néstor Kirchner en 2005, cuando el entonces ministro de Comercio Interior, Guillermo Moreno, controló estrictamente los precios internos de los combustibles.
El año pasado, el gobierno permitió la importación de diésel libre de impuestos mediante el decreto 329/22 en medio de una grave crisis de suministro. De hecho, cuando se publicó el decreto el 16 de junio del año pasado, había 14 provincias con muy poca o ninguna oferta de gasolineras. Ahora la intención es adelantarse a la crisis recuperando el incentivo
El Decreto 86/23 establece que las refinerías que importen podrán reclamar una cantidad igual a la que deban pagar por concepto de impuestos a los combustibles líquidos y al anhídrido carbónico, con sujeción a los siguientes límites:
a) Para diésel importado: hasta un monto máximo equivalente al 20 por ciento de las ventas internas de diésel importado realizadas entre el 1 de enero de 2023 y el 28 de febrero de 2023, ambas fechas inclusive.
b) Para gasolina importada: hasta un monto máximo equivalente al 17 por ciento de las ventas internas de gasolina refinada importada entre el 1 de enero de 2023 y el 28 de febrero de 2023, ambas fechas inclusive.
A la Riaic pueden sumarse las empresas de refinación y las empresas de refinación integradas que, en cuanto a su capacidad de producción, tengan la calidad de proveedores nacionales redundantes de diésel o gasolina y esperen el pleno aprovechamiento de su capacidad instalada de refinación. De esta forma, es claro que no se trata de desincentivar la producción local de combustibles, sino de contrarrestar la demanda local que se encuentra por encima de este nivel de producción y que inevitablemente debe ser abastecida con importaciones.
Asimismo, las Pequeñas Refinerías de Regiones Afectadas -PReRA- ubicadas en regiones con reservas internas insuficientes de diésel o gasóleo superiores al promedio nacional por razones relacionadas con su ubicación geográfica, la situación de deterioro de las cuencas petroleras a las que abastecen principalmente, o porque allí no hay suministro de petróleo local en condiciones de mercado, no pueden utilizar al máximo su capacidad de refinación.
En este caso, deberán obtener un volumen promedio mensual de entregas al mercado interno de diésel o gasolina en los últimos dos meses, superior al menos en un 10% a su entrega promedio mensual para 2022.
Estas pequeñas refinerías serán seleccionadas bajo el supuesto de que «por razones relacionadas con su ubicación geográfica, por la situación de deterioro de la cuenca petrolera de la que se abastecen principalmente, y/o por la falta de suministro local de petróleo en condiciones de mercado , no podrán utilizar su capacidad máxima de refino hasta un volumen equivalente al 20 por ciento de la capacidad de refino de la pequeña refinería abastecida”.