Producida por Mara Pedrazzoli y Javier Lewkowicz
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Cuestión de impuestos
Autor: Juan Garriga.
En el último día de sesiones extraordinarias, la Cámara de Diputados votó una moratoria previsional que permite jubilarse a los hombres de 65 años y a las mujeres de 60 años, aunque no cuenten con los 30 años de aportes correspondientes. Aunque la medida afectará directamente a 800.000 personas, no faltaron las críticas de buena parte de la oposición, que por cierto intentó ausentarse de la reunión sin quórum.
Diputados de Juntos por el Cambio hablaron de la injusticia entre los que han aportado toda su vida y los que no. Sin embargo, es importante señalar que aquellos trabajadores que no han cumplido los 30 años de cotización no necesariamente eligieron esta vía. Actualmente, el 38 por ciento de los asalariados son informales.
Las críticas también llegaron por el lado de la financiación, pero ignoraron que la propia ley prevé mecanismos de selección. Por un lado, en la moratoria, los propios pensionistas siguen contribuyendo a la cancelación de la deuda pensional. Y por otro lado, incluye a las personas antes de jubilarse que pueden empezar a pagar la deuda antes de tiempo. Esto crearía un flujo de ingresos para ayudar a financiar los costos de esta decisión.
Una discusión similar está teniendo lugar en Francia. El presidente Macron busca implementar una reforma de pensiones que elevaría la edad de jubilación de 62 a 64 años y el número de años de aportes necesarios para alcanzar una pensión completa de 42 a 43. Esto ha provocado una fuerte oposición de los principales sindicatos del país, así como como manifestaciones masivas.
Tanto la posición del gobierno francés como la posición de la oposición argentina se centran en el tema tributario. Por supuesto, este enfoque debe tenerse en cuenta, pero no debe ser el único. Este debate debe entenderse en el estado actual del sistema capitalista.
Desde hace años, venimos observando un fuerte aumento de la productividad basado en las nuevas tecnologías. Esto crea un rendimiento que permanece principalmente en manos del capital. Y al mismo tiempo, provoca que muchos trabajadores queden fuera del mercado laboral y principalmente de la formalidad. Y esto tiene que ver no sólo con la falta de empleo, sino también con las nuevas condiciones que demanda el sistema de trabajo.
Esta tendencia es algo que obviamente se fortalecerá con los años. Entre fines de 2021 y el segundo trimestre de 2022, el porcentaje de asalariados no registrados pasó de 33,3 a 37,8 por ciento. El empleo registrado aumentó solo un 1,3 por ciento durante este período, mientras que el empleo informal aumentó un 17,6 por ciento. Lo interesante de estos datos es que se dan en una coyuntura de crecimiento del país y bajo desempleo, que superó el 7 por ciento en el tercer semestre de 2022.
Por otro lado, observamos que como parte del crecimiento del empleo, los trabajadores por cuenta propia empiezan a despuntar por encima de los salarios tradicionales. Durante 2022, los empleos creados por empresas privadas crecieron un 4,9 por ciento, mientras que las empresas monotributas crecieron un 6,7 por ciento. Sin embargo, los monotributistas sociales son los que más se destacan, habiendo crecido un 39 por ciento. Los trabajadores por cuenta propia, es decir, los trabajadores independientes con mayores ingresos, lo hicieron solo en un 1,3 por ciento.
Los trabajadores por cuenta propia representan el 26,2 por ciento de los contribuyentes al sistema integrado de pensiones de Argentina, pero su participación en las contribuciones a la seguridad social actualmente es solo el 3,4 por ciento del monto total de los recursos de la seguridad social.
No podemos pensar en soluciones pasadas para problemas futuros. Con una mayor concentración del capital y la salida de los trabajadores del mercado laboral, es lógico considerar reducir los requisitos de jubilación para absorber gradualmente a los que están excluidos del sistema y no pueden cotizar. Y también es lógico que se financie con mayores aportes de las grandes empresas, que son las beneficiarias del aumento de la productividad.
Economista del Departamento de Economía Política del Centro Cultural de Cooperación.
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Parche
Autor: Leonardo Calcagno (**)
Desde la reforma previsional de 1993 que privatizó la seguridad social con la introducción de las AFJP, para jubilarse a través de la Anses se requieren 30 años de aportes y edad de jubilación (60 para las mujeres, 65 para los hombres). Según el titular de la Anses, 7 de cada 10 hombres y 9 de cada 10 mujeres que llegarán a la edad de jubilación este año no completan los 30 años de aportes. Es claro que exigir 30 años de aportes para cobrar una pensión significa impedir que la gran mayoría de los argentinos se jubile.
Ante este problema, el Congreso aprobó un plan de pago de la deuda de pensión en dos partes. En primer lugar, abre una moratoria de pensiones de dos años, prorrogables hasta cuatro años, con la que las personas en edad de jubilación con menos de 30 años de cotización podrán jubilarse con descuento. En segundo lugar, permite a los trabajadores que se encuentran dentro de los 10 años de jubilarse comprar meses libres de cotizaciones entre los 18 años y el 31 de marzo de 2012; para cumplir 30 años de cotizaciones y jubilarse a la edad legal.
Juntos votaron en contra del plan de pago por un cambio: para ellos basta el PUAM, implementado en 2016. Es una pensión del 80 por ciento de la pensión mínima, disponible solo a los 65 años tanto para hombres como para mujeres, que no da derecho a pensión al cónyuge ni cónyuge ni es compatible con ninguna otra pensión o renta nula. Pero sería tan explosivo aumentar la edad de jubilación de casi todas las mujeres en 5 años para que también comiencen a recibir una pensión secundaria, lo cual es comprensible por qué la oposición actual, cuando estaba en el gobierno, extendió la moratoria a las mujeres votado por unanimidad en 2014. .
Pero ese plan de pago es una «curita hasta que se solucionen los problemas subyacentes», como dijo el representante Carlos Heller durante el debate del comité. En primer lugar, porque la moratoria estará abierta durante un máximo de cuatro años. Segundo, porque al solo poder recomprar meses no cotizados hasta el 31 de marzo de 2012, el plan de pagos perderá sentido con el tiempo. Por ejemplo, una mujer que cumplió 45 años en marzo de este año puede recomprar hasta 16 años de aportes: desde marzo de 1996 (cuando cumplió 18 años) hasta marzo de 2012. Entonces, si no ha cotizado desde abril de 2012, podrá jubilarse en A los 60 años deberá cotizar 14 de los 15 años siguientes.
En mi opinión, Argentina debería luchar por el acceso universal a una pensión digna, económicamente sostenible, que no dependa de que el gobierno de turno imponga otra moratoria previsional. Para hacer esto, puedes:
–Establecer un esquema de recompra permanente para el período posterior al 31 de marzo de 2012 sin límite de tiempo. Puede ser un poco más caro, como lo que aporta un trabajador con salario mínimo a la Anses, pero permitiría acceder a una pensión superior al mínimo.
–Garantizar la jubilación mínima plena a todas las personas mayores de 70 años, que son las más vulnerables.
–Aumentar los aportes patronales y fijar un mínimo libre de impuestos alto por empresa: las empresas no pagarían tales aportes por los primeros 200 o 300 mil pesos de salario masivo. Esto reduciría significativamente los costos laborales de las PYMES y permitiría a las microempresas formalizar uno o dos empleados sin costos adicionales; mientras que las grandes empresas pagarían un poco más. Este gobierno ya aumentó las contribuciones patronales en 0,4 por ciento del PBI, revirtiendo la caída impulsada por el gobierno de Macri sin afectar el empleo registrado.