La caída de las cifras de desempleo que muestran las estadísticas es solo la primera capa del iceberg lleno de problemas relacionados con el empleo, que en 2022 se puede resumir en dos: precariedad laboral de nuevos puestos de trabajo y el fenómeno de los trabajadores pobres. En 2022, solo el 40,3 por ciento de la población económicamente activa tenía acceso al pleno empleo con derechos. Mientras tanto, el 29,8 por ciento de los trabajadores ocupados vive en hogares en situación de pobreza.
“Tener trabajo no es garantía contra la pobreza”, dice Observatorio de la Deuda Social Argentina UCA en el documento estadístico «El escenario laboral en la Argentina posterior al Covid-19. Heterogeneidad estructural persistente en el contexto de una recuperación moderada del mercado laboral», en el que muestra los límites del mercado laboral actual como espacio de integración socioeconómica .
En 2022, solo el 40,3 por ciento de la población económicamente activa (mayores de 18 años) tiene un trabajo remunerado registrado. El 8.7 por ciento de esta población está abiertamente desempleada, y el 23 por ciento está sujeto a un empleo de tiempo parcial inestable, es decir, haciendo trabajos ocasionales, temporales o no remunerados, o beneficiarios de programas de trabajo remunerado. Al mismo tiempo, el 28 por ciento tiene un trabajo regular pero precario, es decir, con ingresos superiores al salario digno, pero sin aportes al sistema de seguridad social.
«Él el nivel de registro laboral presentado por los trabajadores es limitado«, asegura la UCA y resume en números: «En 2022, el 49,8 por ciento del total de ocupados carecía de cotizaciones al sistema de seguridad social. Los empleadores no pagaron aportes de pensión al 36,9 por ciento de los trabajadores por cuenta ajena y el 69 por ciento de los trabajadores por cuenta propia no pagaron aportes de pensión».
Según los últimos datos disponibles para el año 2022, el 23,2 por ciento de los ocupados realizan actividades en la economía social, el 30,5 por ciento se emplean en el sector microinformal de la estructura productiva (actividades laborales no profesionales autónomas o realizadas en pequeñas unidades productivas con baja productividad, alta rotación y poca o ninguna vinculación al mercado formal). El empleo en el sector público representa el 16 por ciento y solo el 30,4 por ciento de los ocupados realizan actividades en el sector privado formal, es decir, actividades laborales profesionales o en unidades económicas de mediana o alta productividad e integradas a mercados formales.
trabajadores pobres
En los últimos años se ha observado un alto porcentaje de ocupados en situación de pobreza. En 2022, el 29,8 por ciento del total de ocupados vivía en viviendas de estas características. Este porcentaje aumenta a 49,3 por ciento para los trabajadores que no han completado la escuela secundaria y disminuye a 19,5 por ciento para los que han completado este nivel educativo.
Entre los factores que explican el fenómeno del «trabajador pobre», un informe de los investigadores Santiago Poy y Eugenio Dichiero destaca dos: calidad de trabajo trabajador un función de inicio obrero o jornalero. “Las personas con trabajos informales, precarios y de medio tiempo tienen más probabilidades que el resto de vivir en hogares pobres”, explica el informe, y agrega: “Incluso si una persona empleada tiene ingresos por encima de la línea de pobreza, la composición de su hogar ( especialmente la presencia de menores) y el número de otros empleados (la llamada «laboriosidad» del hogar) son determinantes de la situación de pobreza».
Los hogares con niños tienen mayores demandas de consumo que otros y suelen presentar más dificultades para integrar al mercado laboral a sus miembros, especialmente si son mujeres. Al mismo tiempo, esto genera mayores demandas de consumo y menor capacidad para movilizar mano de obra en el hogar. De hecho, la incidencia de la pobreza es del 13,4 % para los trabajadores que vivían en hogares sin niños en 2022, y del 46,7 % para los que vivían en hogares con niños. En este contexto, el informe destaca la capacidad de las prestaciones universales y familiares por hijo para afectar la pobreza de los trabajadores.