El ministro de Economía, Sergio Massa, anunció este jueves que la licitación del segundo tramo del oleoducto Néstor Kirchner se lanzará el mismo día de la inauguración de la primera etapa, prevista para junio, y que se invitará al sector privado a sumarse al estatal y colaborar en el proyecto.
“El mismo día que inauguramos la primera etapa del gasoducto, vamos a licitar la segunda etapa, y para la segunda lo haremos invitando al sector privado a invertir en un sistema que permita el desarrollo local y potenciales mercados externos en un marco en el que el Estado y el sector privado lo hagan de manera cooperativa y asociada”, aseguró Massa mientras participaba a distancia del encuentro IDEA Energy Experience realizado. en el Hotel Casino Mágico de Neuquén.
Massa no dio más detalles sobre en qué consistirá esta «colaboración» con la iniciativa privada en esta segunda etapa, que incluye el trayecto desde Salliqueló (Buenos Aires) hasta San Jerónimo (Santa Fe). Señalaron desde Enarsa que la intención es obtener financiamiento privado para proceder con la obra, que será propiedad del Estado-nación.
En su intervención, el titular del Palacio de Hacienda abogó por el diálogo de representantes de la nación, provincias, empresas y trabajadores como “las cuatro patas fundamentales de la mesa que colocará el paraguas para el 2030”, en referencia a las metas de la Sustentabilidad Objetivos de Desarrollo (ODS).
«La energía debe ser una política de Estado que no se debe cambiar por un cambio de gobierno», enfatizó, tras señalar que con el desarrollo del sector «pretendemos crear un ‘segundo campo’ para la Argentina en cuanto a su potencial de generando moneda, “en este contexto de restricción mucho más”.
En ese sentido, llamó «que la mesa de diálogo, la búsqueda de acuerdos y soluciones, nunca se desarmen», para recalcar la importancia de cada una de las partes involucradas, porque la actividad estaría en problemas «sin trabajadores bien remunerados y registrados sin empresarios que inviertan, sin ingresos, que representa el sector para la provincia y la nación, sin reglas de incentivo”.
De igual forma, reiteró las diferencias entre países centrales y en vías de desarrollo en materia de transición energética, señalando que estos países son «acreedores ambientales» y que por tanto no se pueden adoptar criterios uniformes porque los países desarrollados requieren tareas de «mitigación», y para América Latina «de adaptación». «.
Por ello, cuestionó la «visión muy europeizada» de organismos como el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) o el Banco Mundial, que afirman que el gas no es una energía de transición y, en consecuencia, se muestran reacios a financiar obras de infraestructura para ese combustible. .
Por otro lado, elogió la «perspectiva diferente» del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF, ex Corporación Andina de Fomento), que «nos financia con 540 millones de dólares la operación Reversión del Norte, que nos permitirá inyectar gas de Vaca Mrto para el norte argentino”.
En ese sentido, enfatizó que «la discusión no es solo de Argentina, sino de varios países de la región», porque «la transformación energética en América Latina es diferente a la transformación de los países desarrollados, que a diferencia de nosotros, son los responsables de daños ambientales, que son acreedores ambientales’. “Desde un tema económico como también ecológico, la transición de esta región debe ir más allá del camino de las energías limpias, defenderemos el papel del gas como energía de transición”, dijo.
Destacó la importancia de acabar con la Reversión del Norte por “lo que representa el declive de la cuenca boliviana en el corto plazo y lo que representa Mato Grosso do Sul, con la puesta en marcha de una de las mayores fábricas de fertilizantes de la región”. El desarrollo de esta planta, dijo, “es un factor crucial para la segunda turbina de la economía argentina, que es la agroindustria”.
Con las citadas obras en operación, Massa pronosticó que «en términos numéricos, esto significa un cambio para 2030 a un modelo netamente exportador de energía», con «cambiando la curva hacia 2025, con volúmenes (de producción de hidrocarburos) multiplicados por cuatro o cinco».