La Oficina de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) para Argentina lanzó este lunes “#Formalicemos”, una campaña de sensibilización pública para concienciar sobre la necesidad de promover el empleo registrado como condición básica para el trabajo decente. El 45 por ciento de los trabajadores en Argentina son informales, lo que significa que más de 8 millones de personas están empleadas pero en condiciones vulnerables.

La iniciativa se desarrolló en base a testimonios reales que explican el impacto positivo de las oportunidades de empleo formal tanto en la vida cotidiana como en el crecimiento empresarial. La economía sumergida es particularmente importante en los servicios domésticos, la construcción, la agricultura y ganadería, la industria textil, el turismo y la gastronomía.

“Las historias de quienes han obtenido trabajos registrados, o de personas que han presionado para estos puestos, muestran que los beneficios son colectivos. El trabajo formal beneficia tanto a quien está ocupado como a quien contrata”, explicó Bárbara Perrot, Especialista en Empleo y Desarrollo Productivo de OIT Argentina.

Según Perrot, los esfuerzos coordinados del gobierno, el sector empresarial y los sindicatos demuestran que «hay un compromiso claro para prevenir la informalidad y reducirla a través de políticas públicas». En este sentido, la experta consideró: “Para lograr el trabajo decente y construir un mundo más justo, inclusivo y sostenible, es fundamental que el diálogo social apoye la transición al empleo formal con el apoyo de las empresas para fortalecer su capacidad de crear registrados”. fuentes de trabajo y apoyo a los trabajadores a través de la formación política».

La campaña cuenta con el apoyo del proyecto Soluciones Innovadoras para la recuperación del empleo orientadas a la transición a la economía formal en Argentina, OIT. El coordinador nacional de esta iniciativa, Juan Martín Bustos, advirtió: “El trabajo no registrado sigue presente en todas las regiones del país, lo que significa que muchas personas no tienen acceso a sus derechos básicos”. Por otro lado, según explicó, “la economía formal crea una situación de mayor igualdad entre las personas y promueve el crecimiento de la sociedad en general”.

La campaña #Formalicemos se desarrolló de acuerdo con la Recomendación sobre la Transición de la Economía Informal a la Economía Formal (núm. 204), adoptada en 2015 en la 104ª Conferencia Internacional del Trabajo. Esta norma establece lineamientos para facilitar la transición de los trabajadores y las unidades económicas de la economía informal a la economía formal, respeta los derechos fundamentales de las personas que trabajan y garantiza oportunidades de seguridad de ingresos, medios de vida y emprendimiento.

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reúne a gobiernos, empleadores y trabajadores de 187 estados miembros para establecer normas laborales, formular políticas y desarrollar programas que promuevan el trabajo decente para todos, mujeres y hombres. Entre los principales objetivos de la OIT se encuentran la promoción de los derechos laborales, la promoción de oportunidades de trabajo decente, la mejora de la protección social y el fortalecimiento del diálogo en la solución de cuestiones laborales.

narrativas en primera persona

Para Sabrina, una empleada doméstica que protagoniza una de las historias de la campaña #Formalizemos, fue todo un logro ser reconocida formalmente en dos de los cinco hogares donde trabaja. «Hay muchos derechos, pero todo es nuevo», dijo. Cuando comenzó a recibir los beneficios del empleo formal, entendió que tenía acceso a obras sociales, pensiones, vacaciones pagadas y otros derechos laborales básicos. “En Argentina, solo el 20 por ciento de los trabajadores de casas particulares, más de 1,2 millones, tienen un trabajo formal. Como sucede, todas las personas que están en el sector informal trabajan en malas condiciones, con bajos salarios y largas jornadas, sin acceso al sistema de protección social y están más desfavorecidas”, señala el informe de la OIT.

La campaña también presenta el caso de una fábrica de calzado restaurada en Buenos Aires, en el municipio de San Martín. “Sobre el papel, el trabajo era formal”, recordó Pablo, quien hoy preside el equipo Fénix. Las contribuciones a la seguridad social no se pagaron antes de que se devolviera la fábrica. Esto cambió por completo cuando los trabajadores se hicieron cargo de la empresa y comenzaron a acordar decisiones estratégicas en asambleas. Actualmente, los cooperativistas cuentan con asignaciones, obra social y salarios fijos.