El falta de reservas y regresividad distributiva Han llevado a la dirección del gobierno a una encrucijada que está socavando el espíritu electoral de la campaña. Estos temas cobran protagonismo por Eduardo Basualdo y Pablo Manzanelli en el Documento N° 29 Áreas de Economía y Tecnología delgado. Pese a todo, y a diferencia de 2019, este proceso electoral genera expectativas positivas en los sectores dominantes por nuevas concesiones en la producción de hidrocarburos en Vaca Muerta, posiblemente minería y específicamente litio, según los investigadores.
La política económica para la acumulación de las reservas necesarias para una recuperación sostenible de la economía y la distribución gradual del ingreso no tuvo la mejor orientación durante el gobierno de Martín Guzmán, pero no mejoró ni siquiera con el cambio de dirección del gabinete económico, dice Flacso.
En primer lugar, por la reorientación del superávit comercial ($45.537 millones en los primeros tres años de gobierno) para cubrir el pago de deuda (35.678 millones correspondieron a deuda pública con empresas privadas y deuda del sector privado) y turismo (ya se recaudaron 11.046 millones a través de estos canales dólares). Y en segundo lugar, por los pasivos que quedaron latentes en moneda extranjera aún después de la reestructuración del acuerdo con el FMI.
En 2023, “a los requerimientos de acumulación de reservas (2.200 millones según la última revisión del fondo) hay que sumar los vencimientos de intereses del nuevo programa de instrumentos extendidos con el FMI ($2.249 millones) y la diferencia entre los pagos del nuevo programas respecto al vencimiento de los contratos “stand-by” firmados en 2018 ($2.754 millones).
Es decir total de monedas vinculadasen el marco del contrato con el Fondo, por $7.204 millones en 2023y esto asciende a 10.590 millones en 2024. informa el documento. En contexto, incluso con la sequía, es fácil entender los movimientos recientes de dólares paralelos, que en gran medida responden a este “estrangulador” externo y al año electoral.
Por su parte, advierten desde Flacs que depositan tanto capital financiero como grupos económicos en estas producciones primarias la clave para superar la limitación externa y consolidar el modelo exportadorbasado a su vez en el mantenimiento de mano de obra barata.
La política «moderada» del Frente de Todos fue expresada en muchas ocasiones por esta escuela: «Fue – y es – una política abiertamente favorable para el gran capital interno concentrado.
Al respecto, cabe señalar que entre las principales empresas que se endeudaron durante el gobierno de Cambiemos mediante la emisión de bonos negociables, y así requirieron el repago de sus deudas en moneda extranjera, se encontraban, además de YPF, Pampa Energía, Arcor, Cablevisión , IRSA, Petrobras, Tecpetrol, Transportadora Gas del Sur, Banco de Galicia, Aeropuertos Argentina 2000, Banco Macro, Cía. General de Combustibles, Telecom Argentina, John Deere, CLISA, Cresud, Tarjeta Naranja, Banco Hipotecario, Aluar, etc.”
La visión de Flacs se suma al escepticismo del programa de reestructuración de la deuda externa, donde el alivio de la deuda ha sido muy bajo y los vencimientos vuelven a vencer a partir de 2025. Con datos actualizados, informan: «Si se suma el swap, los vencimientos del nuevo programa de Extended Facilidades con el FMI -en el que no era posible extender el plazo de repago más allá de la normativa vigente en el FMI ni quitar el recargo de intereses- – se logra la remoción total fue sólo el 11,7 por ciento considerando el estado de los vencimientos heredados del gobierno anterior para el período 2022-2030.”
Por otro lado, a partir de 2025, “los vencimientos actuales en moneda extranjera son superiores a los heredados del gobierno anterior”, lo que representa un lastre relevante para la economía argentina en el mediano plazo.
regresividad distributiva
El informe afirma que “ participación de empleados en recepción empeoró durante la gestión de Cambiemos (aumentó del 51,8 % en 2016 al 46,2 % en 2019) y esto se profundizó en el gobierno del Frente de Todos (43,9 por ciento en los tres primeros trimestres de 2022)».
Esta regresividad distributiva está asociada con una pérdida relativa de trabajadores asalariados y un aumento en los márgenes de ganancia del capital: “entre 2016 y 2022, los costos salariales cayeron un 18,6 por ciento dentro de una caída de productividad menor de 5,5 por ciento, pero en realidad se profundizó durante el Frente de Todos, cuando los costos laborales cayeron un 4,5 por ciento y la productividad aumentó un 0,8.
Un interesante cálculo presentado en el Documento N° 29 muestra al comparar el salario real con lo que sería hipotéticamente si el salario medio variara con la productividad, la pérdida en el período 2018-2022 (es decir, el trasvase de ingresos del trabajo al capital) “alcanzó aproximadamente $87.800 millones al tipo de cambio oficial, reduciéndose la transferencia a $46.800 millones medidos al tipo de cambio paralelo”. Claramente, concluyen, el principal mecanismo de transmisión fue el proceso de alta inflación.
Finalmente, para dar cuenta de la «oferta distributiva», Basualdo y Manzanelli muestran que entre Entre 2016 y 2022, los salarios reales cayeron un 12,1 por ciento mientras que los precios industrias altamente concentradas estaban arriba 21,3 por ciento por encima del índice de precios al consumidor, y en caso ramas de oligopolio en que prevalecen los grupos económicos, los precios subieron 34,9 por ciento por encima del IPC.