El proceso de restablecimiento de relaciones entre la vicepresidenta Cristina Kirchner y el ministro de Economía Sergio Massa -que derivó en su reciente postulación como candidato presidencial de la Unión por la Patria- comenzó en el parlamento gracias al acercamiento del funcionario y entonces jefe del oficialismo banquillo de Máximo Kirchner. Con el tiempo, sin embargo, maduró en plena crisis económica tras la salida de Martín Guzmán y acabó hace unas semanas en el esquema de modelo. Coincidencias, algunas diferencias, pero sobre todo. debates abiertos «sin mentiras».

Además de las preocupaciones legítimas del sector de la militancia kirchnerista planteadas tras la designación de Massa, quienes siguieron de cerca el resurgimiento del vínculo dijeron Página I12 que hoy existe una «unidad de concepto» entre ambos y «algunas diferencias que se están resolviendo en el debate». Quienes conocen este vicio aseguran que la primera pregunta que le planteó a Massa fue la relación con la verdad, sin rodeos y mentiras. Se dice que esto es un intento de evitar los desencuentros que tuvo el Frente de Todos bajo la dirección de Alberto Fernández: allí, Massa y el CFK también coincidieron en calificar las carencias de la actual dirección. Para el futuro -si bien un hipotético ingreso al gobierno traerá nuevos desafíos ya en la práctica- se ve con una apuesta de que ninguno de los dos jugará con cartas secretas. Este es un compromiso, pero nadie garantiza el futuro hasta que no se ponen sobre la mesa las situaciones más complejas y el espacio estresante.

Aún así, asegura que Cristina no se sorprendió cuando, en la convención anual de la Cámara de la Construcción (CAMARCO) este martes, Massa declaró que «El FMI hay que sacarlo, para no volver jamás».

Lo que para muchos significó un giro en la idea de la ministra sobre cómo relacionarse con el fondo monetario, para Cristina fue un paso más en entender «contexto»otro de los mensajes que dejó el vicio en la escritura que compartieron juntos como parte de la restauración para el estado de uno de los aviones de los vuelos de la muerte.

«Sergio conoce las condiciones que pondrá el FMI y lo han discutido», dijeron las dos partes. De esas conversaciones, aún parte de una reunión que se anunciará en unas horas, surge la decisión de Massa de compartir algunos detalles sobre los impedimentos del organismo a las decisiones soberanas de política económica. Dos casos que el ministro reveló en CAMARCO: el primero que Mauricio Macri Otorgó a la organización un freno a la obra del oleoducto de Néstor Kirchner durante su gestión como muestra de ajustar el gasto en obras públicas. La segunda, que el actual FMI, con Kristalina Georgieva en lugar de Christine Lagarde, también exigió sin éxito el aplazamiento de la finalización de las obras. El oleoducto se lanzó el 20 de junio y es clave para la economía futura.

El tema del FMI fue el más investigado entre los dos. Incluso en debates acalorados. Massa votó a favor del plan de Guzmán en la Cámara de Diputados, y Máximo Kirchner no solo votó en contra, sino que terminó dejando la presidencia del bloque en la Cámara de Diputados por el tema. En este contexto, la relación no se torció ni se rompió porque los actores conocían los movimientos del otro. Un dato en esta línea que se cita en distintos ámbitos: cuando Máximo criticó al dólar agrícola, se refirió más que a la decisión de Massa, al cabildeo feroz de los sectores agropecuarios para presionar al Estado y forzarlo, en el contexto de la falta de divisas, para dar un mejor precio, para no quedarse sin reservas.

Los gestos y el hito traumático de la unidad

De hecho, en el escenario de CFK señalan que «hay que fijarse en los gestos entre ambos» en aquel primer acto público para ver «la relación de confianza que se logró». Naturalmente, quienes están desde el inicio de la vuelta a las relaciones observan con mayor normalidad el “proceso” que ha ido asentando una relación fluida, no exenta de riesgos.

Cristina y Massa vienen viniendo desde hace tiempo en una dinámica de constantes conversaciones telefónicas y dos o tres encuentros presenciales semanales. El último de ellos, ayer, antes de que el vicepresidente recibiera a Daniel Scioli en su despacho del Senado. En muchas de estas reuniones estuvieron Máximo Kirchner del partido y el ministro del Interior y primer candidato a senador de la UP Eduardo «Wado» De Pedro, quien también mantiene una relación casi diaria con Massa.

“Son dos profesionales enfocados en la unidad”, describen en las filas de Massista sobre el vicemaestro y el ministro. Cronológicamente, la pregunta de Guzmán, su salida y las negociaciones con el FMI fueron el eslabón central y sobre todo la idea de CFK de moverse sin secretismo. Ambos creen -Guzmán lo niega- que el exministro les mintió sobre los términos del convenio con el Fondo. Y eso puso bajo control al gobierno de Fernández. Este encuentro de ambos es clave para entender la génesis de la coincidencia, ya que Massa probó con fuentes estadounidenses las posibilidades del proceso que comentaba Guzmán. Y ninguno de ellos vio estas promesas como exitosas.

Desde entonces, Silvina Batakis fue guiada brevemente a través de la primera prueba de fuego de la conexión entre CFK y Massa. Implementación, más que ministro Massa, de un superministerio que mezclaba masismo y kirchnerismo en dosis similares. Este operativo tuvo en la aduana a Guillermo Michel, hombre de extrema confianza de Massa; Carlos Castagnetto, siempre cristiano, en AFIP y dos cuadros importantes del sector energético, que era la primera línea del conflicto con Guzmán: la referencia es a Pablo González en YPF y Agustín Gerez en ENARSA, dos cuadros de Cristina con relación más que fluida con Massa. Según los actores de la historia, la construcción del gasoducto Kirchner en tiempo récord es casi una consolidación de todo el proceso.

Algunos seguidores del diario también aseguran que cuando CFK bendijo a Massa al abrirle la economía, ya sabía que era un jugador con fuertes intereses políticos y que el proceso actual podía seguir adelante. La confianza se está «construyendo» naturalmente, según ambos sectores, pero lo que suceda en el futuro será parte de otra prueba de fuego en curso.

El resto es más político. Hay una imagen que sintetiza también esta construcción colectiva de la unidad: el viaje de Massa y Máximo Kirchner a China, el avión en el que también viajaba la camper Paula Penacca, los hombres de Energía y el subjefe de Gabinete Juan Manuel Olmos, uno de los articuladores de la fórmula de unidad UP. En ese contexto, tanto Massa como CFK siguen pensando que el escenario electoral está dividido en tercios, pero que una UP completa le da al espacio una «competitividad muy importante» para las PASO en agosto.