La Comisión de Presupuesto del Senado Nacional comentó sobre el proyecto “Mono-Tech” en beneficio de los pequeños contribuyentes tecnológicos. La propuesta crea un monotributo tecnológico para que más de 30.000 trabajadores de la economía del conocimiento que trabajan en el exterior puedan formalizar ingresos en moneda extranjera por los servicios exportados. Ya tiene media sanción en la Cámara de Diputados, por lo que el dictamen fue el paso final para que sea votada en la Cámara y finalmente se convierta en ley. Empresas de la industria en contra.
El proyecto se dirige a los autónomos. profesionales que cobran por sus servicios en base al conocimiento como el software, los servicios profesionales, la biotecnología, la nanotecnología y la industria audiovisual y para los participantes en concursos deportes electrónicos o deportes electrónicos a nivel profesional. Pueden inscribirse en el nuevo programa tan pronto como lo reciban. ingresos de hasta $ 30,000 por año y pagar al erario público mediante un esquema de cuatro tasas diferenciadas, siempre que realicen sus actividades en el país y su uso se realice en el extranjero.
El nuevo esquema fiscal propone tres categorías de ingresos anuales: hasta 10.000 ($833 mensuales), hasta 20.000 ($1.666 mensuales) y hasta 30.000 ($2.500 mensuales). Cada categoría se determina de acuerdo con el tope de ingresos y el monto integrado correspondiente a cada uno de ellos que se pagará. También incluye el impuesto sobre la renta, la seguridad social y las contribuciones a pensiones. El monto a pagar corresponde a las categorías establecidas en el régimen D, F y H, que actualmente son 9245, 15712 y 31347 pesos.
El régimen simplificado y cambiario para pequeños contribuyentes tecnológicos, como se le conoce formalmente, fue implantado por el Ejecutivo bajo la supervisión del ministro de Economía, Sergio Massa. Recibió media sanción en la Cámara de Diputados en marzo de este año y llegó al Senado hace veinte días. Este jueves recibió dictamen en la comisión de presupuesto que preside Ricardo Guerra. Si el campus lo aprueba sin modificaciones, se convierte en ley.
Guerra enfatizó que “esta ley busca evitar la informalidad de los trabajadores que realizan tareas en el exterior, tales como maestros, arquitectos, periodistas y otros que desarrollan sus actividades en el país, pero los servicios que prestan son utilizados en el exterior y perciben sus honorarios en moneda extranjera como contraprestación”. En este contexto, el senador nacional por La Rioja explicó que “el monotributo tecnológico tiene como objetivo ayudar a mantener el talento formado y capacitado en Argentina en materia de software y tecnologías afines, aunque su efecto inmediato será formalizar ingresos en moneda extranjera por los servicios exportados”.
ama y odia
«Con Monotech se crean nuevas categorías con un impuesto único para los jóvenes trabajadores que exportan sus servicios tecnológicos al exterior, para que facturen sin tener que liquidar sus divisas, y se apoye el empleo registrado con acceso a obra social y aportes previsionales”, celebró el Ministro de Economía sergio masa cuando se aprobó el proyecto. Es un «gran paso hacia la regularización financiera y fiscal de los gamers y programadores freelance que ganan en moneda extranjera y quieren tener sus ingresos en Argentina», continuó.
El las dos principales cámaras de la industria, CESSI y Argencon, impugnaron el proyecto durante el proceso legislativo. Lo ven como un incentivo para que más trabajadores dejen sus trabajos dependientes para empezar a ganar más puestos de trabajo en empresas con sede en el extranjero, un problema histórico en la industria. Antes de la opinión Luis Galeazzi, director gerente de Argencon, aseguró que “la monotecnología, que puede ser lógica para algunas industrias, es una gran amenaza para el ecosistema del conocimiento porque aumenta la posibilidad de fuga”. “El monotributista podrá cobrar $2.500 mensuales, y las empresas que exporten deberán ingresar dólares al tipo de cambio oficial, salvo el 30 por ciento, que podrá ser de libre disposición si aumentan sus ventas trimestrales en el exterior. Eso crea una distorsión que hay mucho mayor para las pequeñas y medianas empresas que no exportan», dijo en el gráfico.
Entre las consecuencias negativas del Monotech, desde la CESSI destacan la reducción de los ingresos públicos: “Un empleado que cumple con el Monotech aporta al erario nacional 376.164 pesos al año, mientras que un trabajador dependiente en una empresa radicada en el país aporta 13,6 millones de pesos «, proporcionado por cámara. También advirtieron sobre una caída en la producción nacional y una caída en el ingreso de divisas, ya que «desincentiva el desarrollo de software en el país y fomenta la importación de software hecho por argentinos».
La industria del software en Argentina está compuesta por unas 5.000 empresas que emplean a 150.000 personas y exportaron $2.600 millones el año pasado. Su proyección es llegar a 400.000 empleos con exportaciones de $10.000 millones en 7 años.