En la letra pequeña del Programa de Fomento de las Exportaciones, que rige desde el 10 de abril, todavía hay definiciones importantes: cómo serán las economías regionales con la capacidad de acceder al dólar de diferencia, y más importante, cómo funcionará el compromiso de inscribirse en el programa de Precios Justos y evitar que esta ventaja se traslade a los bolsillos de los argentinos. El desafío es grande porque se trata de productos que componen la canasta básica y se encuentran fragmentados con difícil seguimiento de precios.
El Ministerio de Agricultura, Comercio y AFIP trabajan en la operación. Primero, Agricultura debe «pasarle la peineta» al anexo que salió como acompañamiento al DNU que regula el Programa para limitar que productos pudieran tener derecho a acceder a un tipo de cambio más alto. Tal como está ahora, y según un informe de la consultora PxQ denominado “Una Devaluación (Permanente) Transitoria”, si se tomaran todos los productos enumerados en el Anexo del DNU, se captaría el 64 por ciento de las exportaciones totales de los bienes que los componen. en 2022 y 40 por ciento de los productos que componen el IPC. Como referencia, el anexo, cuyas restricciones aún están pendientes por parte del Ministerio de Agricultura, incluye carne, pescado, lácteos, frutas, verduras, café, té, pasto, cereales, harina, aceite y azúcar.
“No hay duda de que eso se trasladará a los precios”, asegura en diálogo con Página I12 Ernesto Mattos, director del Instituto de Estudios para el Desarrollo Productivo (Idepi) de la Unpaz. El mecanismo es bien conocido: si los exportadores pueden vender por un dólar más competitivo en el extranjero, desplazan el mercado interno en términos de precios o cantidades. quitándolo porque prefieren el mercado externo, que paga más, o subiendo el precio en el mercado interno para igualar las ganancias.
“Es una devaluación relativamente grande no solo del complejo sojero, como el dólar soyero, sino que también afecta a las economías regionales, con mayor impacto en el IPC y sobre todo en los alimentos, que es lo que más nos preocupa”, agrega. jefe de investigación de Ecolatina Santiago Manoukian. Ante la pregunta sobre la posibilidad de que la ventaja no se traslade a los precios, tajante: “El impacto en la cadena va a estar ahí, pero se puede mitigar, y una de las formas es el apego estricto a los Precios Justos”.
Este efecto es particularmente preocupante en un contexto de alzas desmesuradas en los precios de los alimentos: en febrero el rubro subió 9,8 por ciento, dos puntos por encima de la inflación general, y según la dinámica semanal que revela la consultora LCG, en la primera semana 2,5 por ciento. de abril, es similar a la que mostró el índice en julio, tras la repentina salida de Martín Guzmán de la Secretaría de Economía.
En cuanto se publique la resolución del Ministerio de Agricultura -que contarán a más tardar el próximo jueves-, Comercio propone mecanismo para que empresas de estos sectores se registren de manera virtual. Para celebrar convenios específicos, deberán presentar documentos que acrediten su nivel de facturación en el mercado interno y exportaciones. En comparación, los esquemas de aceleración serán más contemplativos para las empresas que tienen un gran porcentaje de ventas en el mercado nacional. Si tienen pocos productos, pueden solicitar una congelación hasta el final del programa.
Una vez que el sistema esté en funcionamiento, le darán el visto bueno a la AFIP para permitir las exportaciones al tipo de cambio preferencial. El control de cumplimiento también estará a cargo del Ministerio de Comercio, lo que significa un desafío especial debido a deficiencias que el programa ha demostrado ser efectivo en términos de cumplimientoprincipalmente en negocios cercanos donde venden muchos proveedores que podrían acceder al dólar de la finca.
Posibles calificadores para el programa son bastante más de cien empresas que hoy participan de Precios Justos (la primera estimación fue de 5000 Cuits) y no solo abastecen a los supermercados, donde Comercio puede consultarlos a través de EAN -código de barras de alimentos- es decir sistematizados. “Estamos evaluando solicitar información sobre los canales de distribución de cada empresa para poder revisarlos”, dice la secretaría, aunque luego admite que los modelos de control son “difíciles”.
“No es eficiente, pero es la única forma de mitigar el efecto precio”, continúa Manoukian, quien agrega más desafíos a la fijación de precios justos. “Hay ciertas ofertas que se desmoronan debido a la dinámica del aumento, de las cuales hay más. acelerado de lo esperado y porque no hay dólares para dar a las empresas que entraron al programa con esta condición como zanahoria”.