Uno de los principales problemas, tanto a nivel mundial como local, sigue siendo la distribución del ingreso. Por ejemplo, las 722 corporaciones más grandes del mundo agregaron ganancias inesperadas de $ 1.1 billones anuales en 2021 y 2022. Estas empresas aumentaron las ganancias totales en un 89% en comparación con el promedio de 2017-2020.

No hay misterio: si un sector gana más, seguro que otros ganan menos. Por ello, junto a las ganancias extraordinarias de las grandes corporaciones, se produce un aumento de la pobreza en amplios sectores de la población mundial. Según un informe de la ONU, 165 millones de personas cayeron en la pobreza y 75 millones cayeron en la pobreza extrema en los últimos tres años.

Algo similar está ocurriendo a nivel nacional. La oferta distributiva, el intento de quienes fijan los precios de apropiarse de porciones cada vez mayores del pastel, es lo que explica en gran medida la inflación. ¿Qué pasa cuando suben los precios? El sector que produce el aumento se apropia de una porción mayor del pastel. Y esa es una de las luchas no resueltas de la economía argentina.

En este contexto, el jueves pasado se publicó el índice de precios al consumidor (IPC) de junio: 6%. Después de un pico de 8,4% en abril, una caída posterior de 7,8% en mayo y una lectura actual de 6%, este fue el tercer mes consecutivo de caída en los precios minoristas. Por supuesto, la inflación sigue siendo inaceptablemente alta, pero se ha reanudado la senda de descenso gradual. Destaca la desviación en el componente “Alimentos y bebidas no alcohólicas”: +4,1% en el índice nacional y 3,6% en el GBA.

Hay otras variables que afectan el crecimiento de los precios. Según el informe del FMI, «el aumento de los niveles de deuda puede complicar la lucha contra la inflación en las economías de mercados emergentes con altos niveles de deuda dolarizados y marcos de política monetaria más débiles».

En un tono muy similar afirmó recientemente la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner que “la inflación se dispara con la aceptación de la deuda”. Y agregó: “este proceso ultrainflacionario es producto del endeudamiento criminal de cuatro años de makrisismo”.

Mientras tanto, la Sociedad para el Cambio sigue proponiendo sus planes de adaptación, que conducen inevitablemente a la concentración de ingresos y riquezas.

En una campaña reciente, Rodríguez Larreta propuso una serie de iniciativas para reducir la inflación a través de medidas de ajuste: simultáneamente reducir el déficit y reducir los ingresos a través de impuestos más bajos. Dijo, entre otras cosas, que era necesario reducir el «déficit fiscal» y no «gastar más de lo que se recibe» y «eliminar el déficit de las empresas públicas, Aerolíneas Argentinas y otras». Paralelamente, mencionó la necesidad de “impulsar un nuevo acuerdo federal con las provincias de baja tributación. Seguimos el camino iniciado por Mauricio (Macri) con el Pacto Fiscal: reducir y poner límites a los ingresos brutos y al impuesto de timbre”.

Los presupuestos se componen de ingresos por un lado y gastos e inversiones por el otro. Por ello, sugerir simultáneamente que habrá un equilibrio fiscal y una reducción de los ingresos por menores retenciones o varios recortes de impuestos es afirmar implícitamente que habrá una reducción del gasto y la inversión, es decir, hacer un ajuste.

La oposición, con un claro sentido demagógico, habla de «gastos políticos», pero este componente de los gastos es una parte ínfima del presupuesto. Por otra parte, las asignaciones al sistema de pensiones explican gran parte del monto total del presupuesto. Por lo tanto, si se reducen los ingresos tributarios, también se reducirá la parte que se destina a la seguridad social, por lo que los pensionados terminarán ganando menos en términos reales.

Este argumento es útil para explicar las restricciones de gasto en general: cuando los ingresos son más bajos, se necesita gastar e invertir menos, entre otras cosas, en salud, educación, obras públicas y ciencia y tecnología.

Es la receta histórica del neoliberalismo en Argentina: bajar impuestos y recortar gastos e inversiones. En forma y más en forma.

Además, sin embargo, llama especialmente la atención la frase de Rodríguez Larreta: «El Congreso no podrá aprobar ninguna ley que indique gastos a menos que se justifique con precisión de dónde provienen los fondos». Llama la atención: deja claro que el sistema democrático y la separación de poderes no son parte de su preocupación. Confirmó que el ejecutivo decidirá qué leyes puede aprobar el otro poder, es decir, el legislativo, y cuáles no. Recuerdan las declaraciones del entonces presidente Macri, cuando en junio de 2017, refiriéndose a los jueces que debían decidir el caso Odebrecht, dijo: “tienen que saber que estamos buscando la verdad, o buscamos a otro juez”. para representarnos».

Paralelamente, el candidato de Unión por la Patria, Sergio Massa, afirmó: “Tienen que decir dónde se van a adaptar. Ojalá el dúo Bullrich-Milei fuera honesto al proponer un arreglo represivo. Que le dirán a los trabajadores de Aerolíneas, Correo Argentino y AySA que las cerrarán y privatizarán”.

Lejos de la política de adaptación, el 9 de julio se inauguró el primer tramo del gasoducto del presidente Néstor Kirchner (GPNK). Es una iniciativa que apunta a abastecer paulatinamente toda la demanda argentina con gas nacional, reduciendo los costos de abastecimiento, ahorrando divisas a través de una menor necesidad de importaciones e incrementándola a través de futuras exportaciones de gas.

Me siento orgulloso como representante de haber participado en la elaboración y presentación de la ley de solidaridad y aportes extraordinarios para ayudar a mitigar los efectos de la pandemia: los recursos obtenidos de la misma fueron un componente muy útil para el financiamiento de la obra. De los más de $250.000 millones recaudados por el aporte, el 25% se destinó a la producción y distribución de gas natural.

Como dijo el presidente Alberto Fernández en la inauguración de la GPNK: “el país no puede desarrollarse si el Estado no está presente en la realización de las obras necesarias” y si no se generan puestos de trabajo.

Mientras que la oposición promete algún tipo de ajuste en serie para usar si ganan las elecciones, el gobierno continúa trabajando hasta el cansancio para sentar las bases de un modelo de país de crecimiento, inclusión y distribución.

* Diputado Nacional por el Frente de Todos y Presidente del Partido Solidaridad